Al caer la luz.

Vamos a colgar los
problemas al dormir.
Que todo vaya poco a
poco y por sí solo volviendo
a la normalidad.

Aprendamos.

En las películas cuando cometen
un grave error contigo te buscan,
te llevan flores, de repente están mucho
más atentos y se desviven.
Aquí, donde vivimos los demás,
cuando cometen un grave error
te regalan un "sí" sin peso alguno
junto con un "perdón" para salir del paso
y callarte, más que por otra cosa.
C'est la vie.

La luna me invita hoy a echarte de menos...

... y me pregunta que dónde
ha quedado el verano, dónde
está el calor.
El verano está ahí, escondido
en agosto quizás, junto con los
recuerdos de tu piel salada, los
atardeceres con helado en la
orilla, o los días de treinta horas.
Verte cualquier día o hacer el
amor en las duchas de los apartamentos.
Todo ello está ahora a con el verano,
que solo aparece algún fin de semana
oportuno para recordarnos lo que somos,
o lo que un día fuimos.
Me tendré que acostumbrar al otoño, que
todo me arrebató de repente pero
de lentamente.

Reflexiones nocturnas vol. I

Y entonces llega el
momento en que comienzan
a aparecer nuevas prioridades,
quizás no sean nuevas, quizás
se trate de algunas viejas
que solo estaban inhibidas.
Entonces llega el momento
en que gritas pero no te
escucha.

Y si te he visto...

... lo peor es que me acuerdo

Así fue.

Tres canciones,
un olvido,
y dos amores de verano.

A tener en cuenta.

Que quizás cuando me enfado
voy a más y más y
me pongo peor. Ahora imagina
lo difícil que me lo pones si no
me escuchas, si siempre evitas
admitir que tengo la razón en
mucha cosas, incluso evitas
admitírtelo a ti mismo. Imagina
 como me siento cuando soy
 tu asignatura más tediosa a
 estudiar. Cuando te
centras en lo tuyo sólo y no
levantas la cabeza para ver qué
pasa conmigo, o con nosotros.
Y que sí, quizás te falte tiempo
para ti mismo, pero para
plantearte asuntos diferentes
a los que crees, pensar si
estás haciendo bien.
No sólo estás tú, en nosotros.

Ya mismo.

Me apetece irme de viaje.
Tengo el gusanillo.
Creo que me pediré
un vuelo directo
a tus brazos.

Te quiero, sin más.

Adoro tu mirada perdida
esperando por algo,
tu pelo sin gomina despeinándose
cuidadosamente, la sonrisa pícara
cuando pensamos lo mismo,
que salte tu nombre en el chat,
que escondas la cara en la almohada
en la mañana con gracia para hacerme reír,
nuestras conversaciones subidas de tono,
tus bermudas, las mordidas en el
hombro, e incluso las venas de tus manos,
tus labios en mi cuello como una
declaración de intenciones, los
masajes en los pies y hasta tu forma de pensarme.

El sol, tras las nubes.

Me divierte pensar que
cuanto más oscuro el cielo,
más brilla el mar.

Agotar las horas hasta fin de existencias.

Piensa nuevos
planes, y rapta el tiempo
para los dos.

Proposiciones varias.

Yo pongo el desayuno,
tú pones la cama.

Tranquiliza también mi insomnio.

Y te cuesta darte cuenta de
que si quizás me dijeses alguna
vez por qué yo y no ella, ahorraría
en dolores ahogados, lágrimas amargas
y dardos envenenados. Quizás aún no
has intentado probar a consolarme, quererme
y susurrarme, antes que molestarte. Ese
día tal vez cambiará. No sé  cuándo
ni cómo, pero lo hará.

Veremos.

Dicen que para tener
un arcoiris hace falta
un poco de lluvia.
Creo que esto es
un monzón.

#asúmeloya.

"Vuela amor,
vuela dolor".

Así.

Con la mirada perdida
o concentrada, distante e
incluso a veces fría y
lejana. Tenía la habilidad de,
pese a todo, contar las cosas
buenas con la misma
ilusión con la que lo haría
un niño. Era dulce e inocente,
a la par que comedida y calculadora.
Fría y ardiente en su ser.

Encuéntrate...

... en su sonrisa.

Y no sé.

Cómo ardes en el recuerdo.
Como hieres sin
siquiera estar conmigo.

Que no.

No quiero millones de flores.
No quiero estar en alguna
red social para que me sientas.
No quiero tampoco pasar
 mis 24 horas del día contigo,
 tranquilo.  Tampoco quiero
 que toda tu miradas e limite
a mi ser. No necesito nada de eso.
Solo que vuelva a parecer esto lo de antes.

Créetelo.

Elijo ser masoca, para
así, seguirte queriendo.

De lo que cuesta hacer una coraza de presente para que no irrumpa el pasado.

Lo guardaré. Lo guardaré en el
fondo más profundo de mi alma, de
 mi ser y de mi silencio. Lo
 guardaré hasta que queme, hasta
 que arda por dentro. Lo guardaré
 porque de nada sirve hablar, de
nada sirve discutir más. Nada
 me podrá hacer entrar en razón, pero
 a ti menos. Nada me podrá hacer ver
 que no soy ni seré la única que te
pueda decir que eres el mejor, tampoco
 la única que se siente en tus piernas, ni
la única que te rodee con los brazos, tampoco
 la primera en saber algo importante, ni la
 primera en consolarte, si quiera la primera
 que te dé las buenas noches.
Pero a pesar de ello me queda pensar
que soy la que mejor lo hace.

Cúantas.

Tantas veces te
he pedido lluvia para
calmar estas cenizas.

Lento, lento, lento.

Cómo ardes
en los labios,
cómo dueles en la piel.

Porque sí, porque no.

Soltarte el pelo
oprimida en la coleta, con
la música a tope, y que la brisa
 se lleve todo lo que asusta.

Mi promesa a cambio de tu lealtad.

Sí, puede que tal vez sea un poco controladora;
me acuesto los viernes agotada ya por la
hora que es, sin desmaquillarme; mis enfados tardan
en irse de manera inversamente proporcional
a como vienen; los domingos me los paso
 comiendo y también es el día en que más desordenado
tengo el cuarto; luego de enfadarnos me callo;
soy muy impulsiva; tardo en arreglarme; soy
casi tan despistada como patosa...
A pesar de todo te quiero. Sé que no es
suficiente, pero es lo único mejor
que te puedo ofrecer.

Sin más.

Me gustaba tu comida; hablarte de mis
problemas y que saltaras con los tuyos; el
 curioso pero adorable trío que formaban los
 sillones, la tele y el olor de tu salón; que
besaras el colgante velando por mí; que
 me dijeses lo del número uno; que
pusieras la tele para quedar dormida
 al momento; el pelo en edado en salitre en
 el balcón; comprarte porquerías a escondidas.





Versión 2.3

Y entonces llegaste tú.
De repente, con los últimos resquicios
del verano.
Con tu cabezonería y
tu perfecta imperfección.
Te instalaste ya,
fundiéndote con los colores
de las tardes que anunciaban entonces
un nuevo verano por llegar.


ESCONDIÉNDOTE SIEMPRE
EN CADA DETALLE, JUGANDO
A SER EL VIENTO.

Inesperaciones.

Una tropa de mariposas
dispuestas a deshacer
a su antojo toda razón en mí.

Ven.

Te echo de menos.
No es una suposición
ni algo genérico.
Se trata más bien de un estado
dispuesto a quedarse y
acomodarse por una larga temporada.

ALL YOU NEED IS LOVE

Hasta que ya no puedas más

Rincones

Y ahora que mi habitación se inunda de tu olor y
 con ello de tu presencia, hago yo lo
mismo y me absorbo también con ella, dejándome
caer como la primera cuando llega, recordando
cada momento nuestro y de nadie más.
Todo por aquella estúpida camisa
 que siempre sueles olvidar.

El desayuno, en tu cama.

Consúmeme lentamente como el café de la mañana,
saboreando, meditativo, deleitándote.
Consumámonos nosotros y no el tiempo.

BUENOS DÍAS.

Nos invito de nuevo a tu cama.
Con sus despertares cálidos pero tentadores.
Así es como te recuerdo en la mañana, siempre
con esa ración de besos de la cual es apenas imposible escapar.
Aunque no tengo claro tampoco que quisiese hacerlo.
Con mirada aún dormida y besos húmedos como el café matutino,
ese que va acompañado con el periódico, que, como tú, tiene
 muchas historias que contar.



HOY ME APETECE
 JUGAR 
CON MI ALGO 
Y TU NO SÉ QUÉ

ARENA Y SAL.

Y entonces pongo los pies en la tierra de nuevo
y vuelvo junto a ti.
Te encuentras aquí junto a mí sonriendo, perteneciéndome.
Es curioso cómo pongo los pies sobre la tierra de nuevo
 para sumergirme en un limbo contigo, donde se para el tiempo
 y se olvida el resto.



FAMILIAR RENDICIÓN,TÍPICA TENTACIÓN.

Y preparar diversas películas.
Uno, dos, y hasta cuatro DVDs apilados.
Las palomitas, de microondas.
Todo, para acabar tú perdido en mi cuerpo, y yo
 rendida ante tu perdición.
Tus labios prometiendo mis deseos y el olor de tu piel
haciéndome bailar.
Todo, para acabar las películas como casi siempre,
enredados en tu cama.


Del verbo QUERER.

Y estoy lista para acostarte, acostarte en el lado de mi mente
 reservado a lo especial, en la nube entre el ocaso y la mañana.
Acostarte con cuidado para que nada se rompa.
Trazar tu cama con mis dedos, y que te quedes.