Me gustaba tu comida; hablarte de mis
problemas y que saltaras con los tuyos; el
curioso pero adorable trío que formaban los
sillones, la tele y el olor de tu salón; que
besaras el colgante velando por mí; que
me dijeses lo del número uno; que
pusieras la tele para quedar dormida
al momento; el pelo en edado en salitre en
el balcón; comprarte porquerías a escondidas.